lunes, 4 de abril de 2016

PRESTAR AYUDA A TODO EL QUE LO NECESITE.

¡Bienvenidos a mi nueva entrada semanal! He decidido hablar sobre una noticia que leí ayer y que me sorprendió bastante, y es que una auxiliar de camarera de un albergue de Tenerife ha sido despedida por coger dos lonchas de queso y cuatro panes para sus hijas. Si el objetivo de los responsables de este albergue es que todo el mundo tenga un lugar donde vivir y algo que llevarse a la boca cada día, considero que no están cumpliendo sus propósitos.

Se llama Yurena, tiene 34 años y tras haber trabajado 6 en este albergue, el pasado 30 de marzo recibió una carta de despido. Las causas que se presentaban eran una pérdida absoluta de la confianza, fraude y deslealtad, suponiendo sus actos una falta muy grave. Explican que los hechos fueron presenciados por una compañera suya, que luego se lo comunicó al superior de ambas.

Yurena explica que dos días después de haberse llevado la comida se lo contó a su encargado, quien dijo que eso se quedaría entre ellos y que si volvía a necesitar comida para alimentar a sus hijas se lo comunicase, pero solo dos semanas después la echaron, y ella sigue sin entender nada.

Pero, ¿es muy diferente la situación de esta chica que la de las personas que van al albergue? Pues no. Está separada y fue víctima de violencia de género, tan solo cobra 400 euros al mes y hace unas semanas se vio obligada a ocupar una vivienda tras la decisión de Ayuntamiento de desmontar el asentamiento de chabolas en el que vivía con sus hijas. Ya lleva 7 años esperando que se le conceda una vivienda pública.

El Ayuntamiento la ha citado para este viernes con la finalidad de darle todas las ayudas sociales que le correspondan, y el alcalde ha solicitado la readmisión de la empleada aunque ella haya aclarado que no quiere volver a un sitio donde le han llamado ladrona y ha decidido demandar a la empresa por despido improcedente y por falso testimonio.

Como he dicho antes, no me parece normal que un sitio dedicado a la ayuda no pueda ayudar a una de sus empleadas. La mujer no se dedicaba a robar alimentos del albergue, simplemente lo hizo un día y porque le hacía falta, ya que sino sus hijas no comerían ese día.  Considero que simplemente deberían haberle dado un aviso para que no volviese a hacerlo y por supuesto prestarle ayuda y ofrecerle alimentos cuando los necesitase. Conociendo su situación, lo adecuado habría sido actuar con empatía y razonar, entendiendo que esa comida está ahí para personas que lo necesitan de verdad y que Yurena era una de esas personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario